Comunicación efectiva: NO SUELTES LA CHAPA.
En muchas ocasiones, cuando nos disponemos a dar mensajes para los demás, no pensamos qué quiere nuestra verdadera audiencia objetivo.
Veámoslo con un ejemplo: apuntarte a una oferta de trabajo que has visto que te interesa.
¿Qué se suele hacer en un proceso de selección como candidato?
Pues haces un CV maravilloso mostrando la excelente formación que tienes, la impresionante experiencia que has conseguido y las fascinantes habilidades que complementan tu perfil con el cargo.
¿o no?
Y no solo eso, también es habitual adjuntar junto con el CV (que ya es densito de coj***s) una carta de motivación explicando por qué crees tú que eres el mejor candidato para el puesto.
Claro, ¿qué dices ahí? Lo típico:
Yo… mejor….
Yo… experiencia…
Yo… valores…
Ahora pensemos en quién va a recibir eso, el verdadero receptor del mensaje.
Lo más probable es que sea alguien de RRHH, que desconoce la gran mayoría de tecnicismos de tu puesto, así como las necesidades prácticas del día a día para el mismo.
¿Qué es lo que querrá escuchar?
Probablemente menos “yo” y más:
-Si me eliges a mí no vas a cagarla
-No te voy a dar problemas
-Tu jefe estará contento por tu buen ojo
-Soy una persona interesante, tendrás ganas de conocerme
-Si me entrevistas, no será una charla aburrida, pasarás un buen rato
Diferente, ¿no?