Una de las cosas que más odio es descubrir un libro que tiene muy buena pinta y tener que dejarlo con aquello de “es que todavía tengo esos otros por leer…”. Así que, desde hace tiempo, trato de compensar eso leyendo mínimo un libro al mes.
Cuando se acercaba agosto ya pensaba en cuál sería el siguiente. Lo típico, lectura de verano: algo ligerito, nada de ensayos ni cosas técnicas. Quería una novela, algo que fluyera. Y voy y me compro “Los años extraordinarios” de Rodrigo Cortés…
No me malinterpretéis, es una novela muy recomendable; solo que es de las cosas más concentradas que he leído en mucho tiempo. Parece como si cada frase estuviera comprimida en un ZIP sin saberlo. Es tal la cantidad de información que se da, que cuando acabé de leer los primeros capítulos me tuve que pegar una siesta de lo mentalmente agotado que quedé.
Esta novela narra las memorias de un personaje de ficción llamado Jaime Fanjul, un hombre nacido en 1902 en una Salamanca de un mundo muy diferente al que conocemos. Todo sucede en una realidad paralela donde, por ejemplo, Salamanca tiene mar (por petición popular), los coches se mueven con el pensamiento (pero nadie los usa bien excepto los alemanes), los esclavos mandan a los amos, la lengua inglesa es importada de un pueblo de las Azores o donde el protagonista es capaz de levantar un negocio muy próspero a base de estropear aparatos.
A mí me ha gustado mucho. También reconozco que ha sido interesante ir descubriendo el ritmo de la novela. Al inicio, mucha información como decía; pero a medida que el protagonista se va haciendo mayor, me da la sensación que la narración se ralentiza, como si el autor quisiera que de verdad sientas el paso de los años.
Más allá de la historia, es muy interesante cómo uno puede conectar con un protagonista que no se merece que empatices con él. Parece como que pasa de todo y a su vez tiene la libertad de vivir sin juicio ni moralidad.
Una historia que, ya sea a través del humor (que hay mucho), te permite reflexionar sobre nuestro mundo desde uno que no es real. Reflexiones bien necesarias.