Algo que sucede cuando te empiezan a ir bien las cosas es que recibes muchos mensajes de alegría de amigos y también de esa gente que sólo te dice algo cuando ven que triunfas™.
Hoy no voy a meterme en esas. Me quiero centrar en la percepción externa del éxito™.
Que las cosas vayan bien o mal, es relativo. Otro día hablaré sobre la fábula del caballo perdido…
El caso es que el mensaje más frecuente es:
“Qué bien, no? Estás triunfando!”
“Qué bueno/a debes ser si te ha salido ese trabajo/curro/proyecto/[inserte aquí] …”.
Calmarseee. Relacccssss.
No digo que uno/a no deba ponerse contento/a, tampoco que, si es tu caso, no te lo hayas currado; pero todo, TODO, depende de varios factores ajenos a ti.
Tu éxito, también.
Que te salga un trabajazo “porque eres bueno/a” es simplificar mucho el asunto.
En cualquier situación de éxito que tengas, te podrá suceder con mayor probabilidad por 3 factores:
- 1, Que te vean como muy bueno/a en algo. Que te perciban como experto/a. Debes ofrecer un posicionamiento claro (Quiero destacar la palabra PERCIBAN).
- 2, Que estés disponible. Que encajes aquí y ahora ya sea de forma física o mental. Debes ser accesible en una casuística determinada.
- 3, Que se fíen de ti. Que te recomiende alguien. Debes bajar a tierra una idea, ser tangible para generar confianza.
No hay nada exitoso que no cumpla con esas 3 condiciones y eso quiere decir, que hay mucho del contexto y de las opciones disponibles en ese momento. Muy poco de una fórmula mágica.
En tu caso igual. Si estás triunfando™, genial; pero si no, no es sólo cosa de hacerlo muy bien, también del contexto. Trabaja esos 3 factores y te irán bien las cosas.